Al verte dormida, es cuando màs deseo que estuvieras muerta y poder abrir tus ojos sin vida ni expresiòn y gozar simplemente del color de tu mirada, mirarte interte sobre el lecho con la carne dura y blanca, con tu cara relajada sin angustia, sòlo asì creerìa que me amas, sòlo a mì, y ya no existirìa la duda de que en otros brazos te abandonaras.
Serìa perfecto hacerte el sexo, sin que me digas que sì y que no, y acariciarte con arrebato sin temor a matarte, repetirte a gritos mil veces que te amo, y orar una vez màs tu silencio ante mi confesiòn, levantar mi fumar sabiendo que no te iràs, no preguntar jamàs la razòn de tu abandono, porque una vez muerta, no te darìa sepulcro, y cuando te descarnes y yo sienta ir llegando a tu verdadera alma, aunque ella jamàs serà mìa ni tuya, saber realmente que eras mìa cuando vea tus huesos, y esperar a diario mi propia muerte para estar juntos en el infierno, ganado y merecido. Quiero verte muerta para saber que no iràs con nadie despuès de que yo muera, y tener la certeza de que fuì, tu ùltimo amante.
Serìa perfecto hacerte el sexo, sin que me digas que sì y que no, y acariciarte con arrebato sin temor a matarte, repetirte a gritos mil veces que te amo, y orar una vez màs tu silencio ante mi confesiòn, levantar mi fumar sabiendo que no te iràs, no preguntar jamàs la razòn de tu abandono, porque una vez muerta, no te darìa sepulcro, y cuando te descarnes y yo sienta ir llegando a tu verdadera alma, aunque ella jamàs serà mìa ni tuya, saber realmente que eras mìa cuando vea tus huesos, y esperar a diario mi propia muerte para estar juntos en el infierno, ganado y merecido. Quiero verte muerta para saber que no iràs con nadie despuès de que yo muera, y tener la certeza de que fuì, tu ùltimo amante.
*
Vendrà la muerte y tendrà tus ojos, esta muerte que nos acompaña de la mañana a la noche, insomnio, sorda como un viejo remordimiento o un vicio absurdo, tus ojos seràn una palabra hueca, un grito ahogado, un silencio. Asì nos ves cada mañana, cuando a solas te inclinas hacia el espejo. Oh querida esperanza, ese dìa tambièn sabremos que eres la vida y la nada.
*
*
Adolfo Ganett, famoso médico inglés del siglo pasado, tuvo una revelación maravillosa en su clínica de Londres: un enfermo le comunicó que había averiguado, en un sueño azul, que la muerte era solamente una infinita galería de retratos.
-Quien encuentre el suyo entre los millones de rostros desaparecidos - agregó el confidente - podrá reencarnar.
-Ganett murió en 1895, en Escocia. En su lecho final, el rostro le sonreía con dulce misterio de quien espera emprender una gratísima búsqueda.
-Quien encuentre el suyo entre los millones de rostros desaparecidos - agregó el confidente - podrá reencarnar.
-Ganett murió en 1895, en Escocia. En su lecho final, el rostro le sonreía con dulce misterio de quien espera emprender una gratísima búsqueda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario