Y las bocas se multiplican y se muerden y se comen después de rezar calladas y después de aguantar otro día más y los días siguen buscando esperanza y susodicha y bienestar y lo único que encuentran es más humo y más comerciales dietéticos y alguien jura no en nuestro nombre y nadie escucha y el engranaje crece y la niña espera y el papá que no llega y todos los minutos y todas las horas alguien en algún lugar alza las manos al cielo y grita y cubre su rostro con dedos húmedos que parecen huesos y el pobre perro negro canta un blues mientras se desvanece en cacofonía estruendosa a cuatro cuartos y otros cubren sus casas con bardas de palma y almenas de cartón y los hombres toman las armas y dejan sus casas y le dan vuelta a los engranes de la melodía global y lloran en los panteones y los muertos se levantan pues quedaron con hambre y la señorita que espera su propina es humillada por buitres con traje y corbata y nadie hace nada y sólo gritan en silencio y todos esperan su parte y su ración de ensalada rancia y todos seducidos por el gran Mammon y el vagabundo ríe para sí y nadie se entera y aquel otro busca refugio en el estatus o en su tele de plasma o en su biblioteca y encima se piensa libre e independiente y el rey nos entretiene con su teatro monetario y su supuesta guerra al narco mientras una madre cualquiera amortaja los miembros sin vida del que fuera su hijo antes de ingeniar un desayuno express pa los que le quedan y después a seguirle y a buscar ayuda en algún clasificado matutino televisivo y los cerdos se esparcen y muerden y otros mueren esperando una señal o una palabra del familiar autoexiliado y no hay cansancio que dure más de mil años y dios ahorca y también aprieta y no habrá tregua pal que no aguante y otros cerraron los ojos esperando no ensuciarse de sangre ajena y propia y de mierda enlatada dos por uno y mil por uno y ai vamos y cantamos y memorizamos cada una de las vacunas que nos irán matando y entrenando para ser las próximas estrellas en decadencia antes de ser clonados para suministrar de órganos a los más abusados, a los más pocos, y no sirve llorar ni vivir como fantasmas idiotizados y dopados y el hijo del hombre roto crecerá para quebrarse a otros y a sus propios hijos y sólo heredará más pecados y remedios temporales y todos mártires y todos matados y desahuciados y así hasta el fin del mundo.
sábado, 18 de octubre de 2008
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